
Para terminar con las novedades correspondientes a 2024, fruto de nuestro empeño en seguir mejorando la información ofrecida a través de nuestros catálogos web, os informamos de que hemos incorporado a nuestras bases de datos y publicado 1142 fo...
Continuamos con las novedades del otoño en el portal web de SIPCA, cuyos objetivos son solucionar lagunas en nuestros catálogos y seguir mejorando de forma permanente la información ofrecida a través del portal.Y en esta ocasión hemos incorporado a n...
El pozo de hielo de Salillas se encuentra a la entrada de la población, desde la carretera A-1216, cerca de un conjunto de pequeñas bodegas excavadas en roca situadas de forma alineada en un montículo en el camino de acceso al núcleo urbano de Salillas.
El acceso al interior del pozo se realiza a través de un pasillo abierto en la cara noreste del cerro. La entrada original se abre en arco de medio punto, siendo la parte por donde desaguaba el pozo el agua de deshielo de la nieve o hielo que se iba fundiendo conforme pasaba el tiempo de almacenado. El pasillo tiene una longitud de 1’17 m y las medidas de la puerta son 1’60 m de alto por 0’62 m de anchura.
Las dimensiones del pozo, de planta ligeramente ovoide, son 5’80 m de diámetro por 6 m de altura. El depósito fue construido utilizando aparejo de mampostería, sillarejo y piedra sillar, aprovechando la pared norte un substrato rocoso de arenisca. El pozo de Salillas cuenta con una de las cubiertas más peculiares y bonitas de todos los pozos de la comarca de la Hoya de Huesca. La bóveda se apoya sobre un arco central de ladrillo del que parten otros tres arcos perpendiculares de sillería. En la cubierta, entre dos de los arcos, se sitúa la abertura para introducir o extraer la nieve y el hielo troceado y para acceder al interior del pozo.
Esta “nevera” urbana situada en Salillas serviría para el abastecimiento permanente de hielo a la población. La finalidad de estas construcciones era la de almacenar el hielo y la nieve del invierno para su conservación y uso durante los meses de verano.
El momento álgido de construcción de puentes en nuestra región, cuando se levantaron más y mejores obras, tuvo lugar entre los siglos XIII y XVI. Tras haber conocido en nuestro anterior podcast las circunstancias históricas que rodearon y favorecieron la eclosión de este fenómeno durante la baja Edad Media, hoy os proponemos emprender un viaje. A lo largo de antiguas rutas comerciales, cañadas trashumantes y caminos de peregrinación, recorreremos las tres provincias aragonesas, atravesaremos los puentes más interesantes y os descubriremos los más recomendables para visitar.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002